1. Debes estar segura(o) de quién eres y de qué quieres, de esta forma podrás defender tu orientación sexual con seguridad y confianza. Sin embargo, sabemos que en la adolescencia muchas personas se sienten inseguras de qué les gusta y sólo quieren experimentar. Podríamos argumentar, para aquellos que tenemos una “mente abierta”, que esto es muy normal y que no tiene nada de malo. Pero sabemos que en Venezuela no existe ese tipo de mentalidad y para los padres podría significar solamente una desviación producto de la influencia de malas amistades. Por lo tanto, es importante que estés segura(o) de tu orientación sexual antes de hablar con ellos.
Un primer paso podría ser el salir del clóset con tus amigos, con las personas más allegadas a ti. Es muy difícil tener una relación de pareja con una persona y tener que fingir que sólo son buenos amigas(os). Tener que fingir con aquellos a los que consideras “verdaderos amigos” es mucho peor y es algo injusto, no crees?. Con los amigos compartimos muchas cosas, vivimos numerosas experiencias. Sentirse seguro con ellos debería ser lo normal y salir del clóset debería ser sencillo. Sin embargo, sabemos que no es así, existe el miedo de perder a esas amistades que tanto queremos. Pero, te diremos algo que seguramente ya habrás escuchado antes: si no te aceptan cómo eres es porque realmente no eran tus amigos. Esto se aplica en muchos de los casos, pero no siempre sucede de la misma forma. En muchas ocasiones a esos amigos simplemente les resulta difícil aceptarlo a la primera, ya sea por su crianza o por muchas otras cosas. Es importante que también tomes esto en cuenta y darle tiempo a aquellos que lo necesitan. Una cosa es segura, si te quieren y son tus amigos de verdad el tiempo servirá para renovar esa amistad. Si la amistad termina recuerda algo: todo tiene su principio y su fin, así como su razón de ser. Estas no son palabras huecas, creemos firmemente que es así.
No sabemos si todo lo dicho anteriormente te servirá para algo o por el contrario ahora estás convencido de no salir del clóset nunca, lo cual sería un error. El aceptarnos a nosotros mismos definitivamente debe ser el primero de los grandes pasos, el conocerte realmente cómo eres y saber qué necesitas. Todos necesitamos ser libres para ser felices, poder expresar libremente quienes somos, qué queremos y qué soñamos. Tener todo eso definitivamente vale la pena tantos malos ratos. Al final, el problema lo tienen aquellos que no aceptan ni comprenden, que no respetan la diversidad. Nosotros no somos el del problema. Sólo deseamos ser felices como todos los demás. Debemos luchar por eso. Que al mirar atrás nos sintamos satisfechos por lo que pudimos lograr en nuestras vidas, sabiendo que hicimos cuánto estaba a nuestro alcance. No te cruces de brazos.